Todos los que somos hijos de Dios somos líderes. Tenemos en nosotros el mensaje mas importante en la historia de la humanidad. Tenemos de nuestro lado al unico Dios que nos capacita y da poder para cumplir su propósito y a cada uno de nosotros nos ha dado distintos talentos y habilidades que debemos usar para esto.
Algunos de nosotros somos lideres en un grupo de alabanza, otros son músicos, cantantes, sonidistas o simplemente les interesa el tema de alabanza y adoración. Sea cual sea el caso, lo que todos tenemos en común es que todos nos hemos sentido estresados, frustrados, intranquilos o hasta hemos dudado del llamado de Dios para nuestras vidas, e incluso de Dios mismo.
Es por ello que Dios nos va a recordar dos principios básicos acerca del estrés en el liderazgo y cómo evitarlo.
Recuerda de quién es la obra
Si el SEÑOR no construye la casa, el trabajo de los constructores es una pérdida de tiempo. Si el SEÑOR no protege la ciudad, protegerla con guardias no sirve para nada. Es inútil que te esfuerces tanto, desde la mañana temprano hasta tarde en la noche, y te preocupes por conseguir alimento; porque Dios da descanso a sus amados.Salmo 127:1-2
El trabajo de tus manos – Si el SEÑOR no construye la casa, el trabajo de los constructores es una pérdida de tiempo.
Cuántas veces has sentido que lo que haces no sirve de nada? Que no estas haciendo una diferencia o que lo que haces no es importante? Talvez sea tu posición en el ministerio que sientes que ya te queda chica o que llevas muchos años haciendo lo mismo y ‘ya estas para cosas más grandes’.
Dios te dice que es el quien construye la obra y puede ser que el motivo por el que te sientas tan frustrado es porque no has dejado que sea Dios quien lo haga. Han prevalecido tus gustos, convicciones o preferencias por encima de lo que es mejor para la congregación o tu equipo. Has tomado decisiones que son para tu propio beneficio en lugar de pensar en lo que Dios quiere.
La forma en que proteges la obra – Si el SEÑOR no protege la ciudad, protegerla con guardias no sirve para nada.
Algunos lo llaman ‘celo santo’. Sabes a que me refiero. Cuando alguien llega con ideas nuevas e inmediatamente te incomodas porque ‘esta nueva persona no conoce lo que hacemos’ o ‘el no entiende a nuestra congregación’. La forma mas común de este problema es la resistencia al cambio. Has hecho las cosas de cierta forma durante mucho tiempo y es una maquinita bien aceitada y que funciona perfecto, pero el problema es que lo has hecho de la misma forma durante muchos años.
Dios te dice que El es quien la protege. Por lo tanto, es Dios quien sabe lo que es bueno para la obra y lo que no. Es Dios quien permite las pruebas y los problemas. Es Dios quien pone nuevos lideres y los remueve. Es Dios quien produce los cambios y las tormentas (mas sobre esto un poco mas adelante).
Esto no significa que dejes de proteger lo que Dios te ha dado, simplemente significa que dejes de pelearte con la gente y con tu liderazgo y le pidas a Dios paz y sabiduría para ver lo que El esta haciendo. Te aseguro que es mejor que Dios lo haga a su manera.
Es Dios quien provee a su tiempo – Es inútil que te esfuerces tanto, desde la mañana temprano hasta tarde en la noche, y te preocupes por conseguir alimento; porque Dios da descanso a sus amados.
Cuando fue la última vez que pudiste dormir la noche entera? O despertaste bien descansado? Dios te dice que El es el dueño de todo y el es quien provee. Esto no quiere decir que no te esfuerces en lo que haces. Lo que dice es que puedes tener paz de que TODO va a salir bien porque Dios da descanso a sus amados. Pero tienes que dejar que te lo de.
Ve más profundo
Así que, ¿por qué siguen llamándome “¡Señor, Señor!” cuando no hacen lo que digo? Les mostraré cómo es cuando una persona viene a mí, escucha mi enseñanza y después la sigue. Es como una persona que, para construir una casa, cava hondo y echa los cimientos sobre roca sólida. Cuando suben las aguas de la inundación y golpean contra esa casa, ésta queda intacta porque está bien construida. 49 Pero el que oye y no obedece es como una persona que construye una casa sin cimientos. Cuando las aguas de la inundación azoten esa casa, se derrumbará en un montón de escombros. Lucas 6:46-49
Recuerdo hace muchos años cuando en mi iglesia hicimos toda una ceremonia en la que colocamos la primera piedra de los cimientos del nuevo edificio para la nuestra iglesia. Siendo yo un niño no entendía mucho de esto, pero hoy, recordando, puedo entender el motivo por el que cavaron tan profundamente para poner la tierra.
Cancún, de donde soy yo, es un lugar donde regularmente pasan huracanes. Cualquier edificio necesita tener cimientos profundos y fuertes para poder resistir los embates de los huracanes.
Alaba todo lo que quieras, pero hasta que no aprendas obediencia, serás débil
Tu vida es la casa de la que habla el pasaje en Lucas. Puedes invocarle, cantarle, orarle y adorarle pero si no le obedeces, si no haces lo que ya sabes perfectamente que Dios quiere que hagas, siempre tendrás un limite y no se va a remover hasta que cambies.
Las tormentas vendrán, los problemas son parte de la vida y el ministerio. Talvez hasta ahora has podido aguantar porque Dios es bueno y te protege de cosas que te destruirían, pero tarde o temprano ‘las aguas de la inundación’ te llegarán.
Métete mas con Dios. Excava mas profundo. Descubre las riquezas de su amor, su misericordia y sabiduría. Haz lo que necesites hacer para lograrlo. Se drástico, se intenso al respecto. No hay nada mas importante en esta vida que esto.
Si tu cimiento esta en Dios, si tu fuerza y fundamento están en El, a qué temerás? Qué podrá detenerte?
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